Amar alivia, nutre, salva.
Amar de una manera y de otra, con una intensidad y con otra. Amor puro o
impuro, pero amor en todo caso. Buen amor o mal amor, pero en todo caso amor.
Amar, intentar amar y no resistirse a ser amado. Amar a la vida, al universo, a
Dios (cualquiera que sea nuestra idea de él), a todas y cada una de las cosas,
a los semejantes, a los árboles. Amar libremente. Totalmente. Absolutamente.
Pulcramente. Todo lo que no sea amar es secundario; es pura vanidad, vana
vanidad. Amando se derrota la tristeza, se derrota el miedo, se derrota la
soledad, se derrota la muerte.
viernes, 15 de febrero de 2013
Aforismo tomado de mi libro inedito: Los nombres de la rosa
jueves, 17 de enero de 2013
Autoentrevista
Diego Gil Parra
1. Para comenzar, ¿crees en las Entrevistas?
Creo en el talento de algunos
entrevistadores, y en la recursividad y lucidez de algunos entrevistados. Pero
no apuesto mucho por el excesivo crédito público, la sobreinflación mediática,
otorgado a este dispositivo periodístico en sí mismo interesante y valioso.
2. ¿En cuál identidad te reconoces más:
profesor, escritor, filósofo, editor, otra…?
En las cuatro mencionadas, dependiendo de
las circunstancias concretas. En este momento por ejemplo, en condición de
entrevistado, me siento un poco más “filósofo” (con unas comillas que siempre
consideraré necesarias). Pero hace un momento actuaba como escritor. No ejerzo
la docencia desde hace un tiempo, y tampoco las actividades editoriales. Sin
embargo, hay otras identidades posibles: soñador, analista social, o
simplemente –complejamente- hombre.
Ahora bien, si debiera escoger una sola, me quedo con la de escritor.
Escritor dicho esta vez sin comillas y subrayado. Y entendiendo por escritor
alguien que –como propone Barthes- no sólo se dedica primordialmente a escribir
textos sino que lo hace desde una ponderación especial de la forma, del trabajo
sobre los significantes, del estilo.
3. ¿Y qué sería en tu opinión un “filósofo”?
¿Y en especial un “filósofo con comillas”?
Algo menos fácil de definir, pero que
tampoco resulta ni inasible ni oscuro ni demasiado excéntrico. Me referiré al
“filósofo” con comillas, porque la definición del otro (del filósofo clásico,
digamos, o tradicional) puede consultarse en un diccionario enciclopédico, o
apelarse a una cualquiera de las muchas designaciones aportadas por los
filósofos mismos; designaciones por cierto muy variadas, algunas en extremo
distintas entre sí: desde quienes
conciben al filósofo como un vidente o un gurú (y por consiguiente la actividad
filosófica como una dedicación privativa de una minoría) hasta quienes lo
asumen como un trabajador cultural más, a quien sólo distingue de los otros
trabajadores culturales los temas de que se ocupa. A lado de esas concepciones,
tenemos al “filósofo” con comillas, susceptible también de distintas
caracterizaciones. Emulando a Barthes, diría que un filósofo es alguien que no sólo se dedica al
pensamiento, a la reflexión, a la meditación, sino que lo hace desde una disposición
epistémica particular: con rigor, con paciencia, con sentido de la
autocorrección permanente, con honestidad.
4. ¿Vale la pena filosofar, seguir filosofando?
Sin duda que sí, al menos mientras sigamos
formulándonos este tipo de preguntas (¿Vale
la pena filosofar…?). Y otras
muchas, claro.
5. ¿Cuál podría conjeturarse que sea el futuro
de la literatura?
Es casi imposible plantearse esa pregunta
sin interrogarse al mismo tiempo sobre el futuro del arte y de la cultura en
general. Sin embargo, es claro, al margen de toda intención apocalíptica, que tanto
el futuro de la literatura como el del arte y el de la cultura están en
dependencia del futuro de la especie. Que empieza a estar seriamente en
entredicho. Resulta más urgente preguntarse por el futuro en términos generales que por el de una actividad
determinada, por ejemplo el arte. La Ecología ha pasado a un plano de mayor
importancia que la Estética,
y que prácticamente cualquier otro hacer humano. Dicho de otro modo: sólo
cuando demos respuestas –teóricas y sobre todo prácticas- a la cuestión de la
supervivencia de la especie, y de las especies, volverá a tener un gran interés
el futuro de algo como la literatura, el arte, la educación, la ciencia, la
cultura.
6. ¿Y cuáles son las posibilidades reales de
esa supervivencia de la especie?
Alentadoras, creo. Si bien la pregunta es de
alcance apocalíptico, me parece que la respuesta no tiene forzosamente que
serlo. Los adelantos de la ciencia en todas las especializadades son
asombrosos, y por consiguiente esperanzadoras las expectativas de una salida
inteligente ante la inminencia de un desastre generalizado.
7. Sólo cinco grandes autores filosóficos
dignos de recordar por siempre…
Aristóteles,
Baruch Spinoza, Immanuel Kant, Friedrich W. Nietzsche, Martin Heidegger.
8. Y sólo cinco autores literarios…
William Shakespeare, Walt Whitman, Marcel
Proust, Franz Kafka, Jorge Luis Borges.
9. Y sólo cinco
personajes de la historia universal…
Lao-Tse, Gautama Buda, Jesucristo, Leonardo
Davinci, Sigmund Freud.
10. Más difícil esta vez: sólo cinco amigos…
Ando empeñado ante todo en convertirme en un
buen amigo de mí mismo. Sólo cuando lo consiga a plenitud, me animaría a elaborar
la lista de los verdaderos amigos. Son más de cinco, en todo caso, lo cual es
uno de los mayores motivos de alegría y de
riqueza personales.
11. Cinco ciudades y cinco países predilectos…
Las ciudades son: Cali, sucursal del cielo, porque
es allí donde he pasado los momentos más gratificantes de la vida, y donde he
conocido a las personas más entrañables; Roma, la ciudad eterna; París, porque
sigue siendo un mito, al menos para quienes amamos el arte y valoramos el
pensamiento; Barcelona, por ser –dicen- el París del siglo XXI; y alguna ciudad
o aldea -así sea remota- del Mediterráneo europeo, porque todas me las imagino cubiertas
por un manto paradisíaco. En cuanto a los países, resulta imposible elegir: me
apasionan todos y cada uno de los 198 que, según los últimos datos
cartográficos, componen este maravillo planeta. Cada nación tiene su encanto
particular y genera una expectativa única; e igual todos los continentes.
12. Los proyectos más inmediatos.
Muchos -grandes y pequeños-, pero casi todos
tienen un requisito común: el Dinero. De modo que el proyecto más inmediato es incrementar mis finanzas personales y
las de mis allegados.
13. ¿Qué mensaje enviarías a sus potenciales
lectores?
Muchos -importantes e insignificantes-, pero
casi todos tienen un punto común que puede expresarse de muchas maneras:
Diálogo, Paz, Perdón, Solidaridad, Tolerancia, Belleza, Alegría, Amor… Sobre
todo, Amor.
14. Un tema candente: la política; otro: la
religión; otro: las mujeres. ¿Tu posición actual al respecto?
Que deberíamos relacionarnos con la política
y la religión de modo similar a como lo hacemos o intentamos hacerlo los
hombres con las mujeres que amamos: con cariño, con devoción, con respeto, con
caballerosidad. Sólo esa noble intención bastaría para que todo marchara mucho
mejor.
15. ¿Las cinco más bellas palabras?
Tanto por la forma como por significado,
elijo de momento: Armonía, Sueño, Calidez, Primavera, Plenitud.
Cali, Colombia, septiembre 4 de 2009
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